La gente busca hoteles con zonas wellnes

Habilitar un pequeño spa con una piscina climatizada y un jacuzzi se ha convertido en una obligación para muchos hoteles, que lo ven como un reclamo para atraer a más clientes. 

La crisis pasa factura, la tensión se acumula y los viajeros buscan el lujo asequible en forma de bienestar y relax. Por ello, las zonas wellness que ofrecen muchos establecimientos se han convertido en una fuente de ingresos extra a tener en cuenta.

«Actualmente, el denominado turismo wellness es el que más crece. Hoy en día los viajeros basan sus decisiones en varios criterios: ya no están satisfechos con lo que les bastaba antes y ahora entre los servicios que la gente busca en un hotel está el bienestar. 

Por ese motivo, la industria hotelera tiene el reto de ofrecer nuevos servicios que no había prestado en el pasado.

Y, si los hoteles no lo hacen, perderán negocio y dinero», asegura el consultor de los Ministerios de Turismo de Francia, Marruecos, Túnez, Brasil, México y Nicaragua, y de cadenas como Ritz Carlton, Bulgari, Four Seasons, Accor y Omni, Raoul Andrews Sudre, que participa estos días en el congreso asociado a Hostelco.

Para Roger Allen, director gerente de Thermarium Spa Management, «está comprobado que en los últimos años la demanda de bienestar se está haciendo importante en la sociedad.

La gente es ahora más consciente que nunca de los beneficios de llevar un estilo de vida saludable y controlar el estrés». La buena salud que atesora el turismo en España a pesar de las estrecheces económicas tiene mucho que ver en ello: en los últimos años ha crecido como la espuma el negocio de los balnearios y de los spas en hoteles.

De hecho, en todo el territorio ya hay más de 800 establecimientos de wellness, un 67% instalados en grandes cadenas hoteleras.

Sin embargo, no es tarea sencilla acoplar un spa dentro de un hotel. «Las estadísticas muestran un aumento de la claustrofobia en el mundo occidental durante los últimos cinco años. 

Los spas que están situados en un sótano, por debajo del nivel de la calle, pierden aproximadamente un 40% de su negocio», señala Sudre. A la vez que da otra receta: «Se tiene que tener siempre en cuenta la cultura y el origen étnico de los clientes, porque existen diferentes percepciones de lo que es un spa».

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