El turismo de aventura va pidiendo paso


Con sus algo más de cinco millones de visitantes extranjeros en el último año, Brasil aún es un territorio prácticamente virgen a nivel turístico. De hecho, el crecimiento en la entrada de viajeros en los últimos años ha sido altísimo -un 25% desde 2003 a 2017- y su potencial lo es todavía más. El Ministerio de Turismo brasileño espera doblar el número de turistas foráneos para 2020. También se duplicará el peso del sector en la economía, que pasaría del 3,6% del PIB en 2011 a más del 6% en 2020.

La clave para este aumento continuado, además de los eventos deportivos que Brasil acogerá en 2014 y 2016 -primero el Mundial de f´útbol, y luego, los Juegos Olímpicos-, es la div
ersificación de su oferta. "Además de sol y playa, somos un país de dimensiones continentales, capaz de ofrecer atracciones de todo tipo", aseguró el director de Productos y Destinos del Instituto Brasileño de Turismo (Embratur), Marco Lomanto, en la última edición de Fitur, en la que se presentó como un país con grandes posibilidades para el deporte y el colectivo gay. Pero la estrella en este nuevo período debería ser el turismo de aventura.

Además de las condiciones naturales que reúne el país para la práctica de actividades que van desde el rafting al senderismo, y desde el ciclismo de montaña hasta la espeleología, o de la abundante biodiversidad de lugares como la selva amazónica y la llanura inundada de Mato Grosso do Sul, el Gobierno brasileño está poniendo en marcha toda una serie de planes para fomentar este tipo de turismo. Por ejemplo, la Amazonia cuenta con el Programa Zona Franca Verde, y el archipiélago de Fernando de Noronha dispone de una campaña de descuentos fuera de temporada subvencionados por el Ejecutivo de Pernambuco. Incluso se ha diseñado un plan especial para el turismo de aventura adaptado a personas con discapacidad. Centrado en la ciudad de Socorro (Sao Paulo), entre las 15 modalidades que ofrece se incluyen la equitación, el rafting, el rappel o la tirolesa.

Uno de los países que han respondido más rápido a estas estrategias ha sido España. Según una encuesta de Embratur, ya en 2011, los motivos principales de los españoles para visitar este país fueron el ecoturismo y los deportes de aventura. En total, lo fueron para el 45,6% de los turistas provenientes de España, mientras que otros europeos, como los portugueses, seguían prefiriendo el sol y la playa, con un 61,8%.

Esto, junto con los lazos culturales que lo unen con el continente americano, convierten a España en uno de los lugares con más potencial para el sector turístico brasileño. Actualmente, es el noveno país emisor, con algo más de 190.000 turistas en 2011. Este año, a pesar de la crisis diplomática desatada en febrero tras el endurecimiento de las condiciones de acceso a los viajeros españoles impuesta por Brasilia como ya hiciera España en 2008, podría concluir en cifras cercanas a los 200.000 visitantes.

Brasil, junto con Rusia, es a su vez uno de los mercados emergentes que más esperanzas abren para el sector en España. En este caso, se debe a su rápido crecimiento económico. En 2011, 360.000 brasileños visitaron España, lo que supuso un 49% más que el año anterior, según la encuesta oficial Frontur. Una vez superada la crisis de los visados, los datos de 2012 deberían ser incluso mejores.

En 2003, Brasil organizó un total de 62 congresos internacionales. En 2011, fueron 304, y en el ranking anual elaborado por la Asociación de Congresos y Convenciones Internacionales (ICCA), el país se situó en el séptimo puesto, por delante de China, Canadá o Japón. Entre estas dos fechas, lo que sucedió fue la consolidación de un nuevo gigante en el sector del turismo de negocios y congresos.

Centrado en la capital, Río de Janeiro, y en el motor económico y financiero, Sao Paulo, una de las virtudes del caso brasileño es precisamente la pluralidad de opciones. Argentina, el segundo mayor organizador de este tipo de eventos en Latinoamérica, tuvo 186 congresos en 2011, pero nada menos que 94 de ellos se llevaron a cabo en Buenos Aires. Mendoza fue el segundo, polo con 16 ferias internacionales. En Brasil, Río de Janeiro organizó 69; Sao Paulo, 60; Salvador de Bahía, 17; Brasilia y Florianópolis, 13 cada una... Y así, hasta 57 ciudades.

Para el presidente del Instituto Brasileño de Turismo (Embratur), Flavio Dino, este es un dato "positivo, dado que muestra que más destinos turísticos están cualificándose para recibir eventos internacionales". Embratur confia también en que los eventos que tendrán lugar en el país en los próximos años, como el Mundial o los Juegos Olímpicos, darán notoriedad a lugares menos conocidos, lo que "contribuirá a la ampliación del número de ciudades" que formen parte de la lista, según Dino. Además, Embratur ha lanzado un Programa de Apoyo a la Captación de Eventos que financiará acciones que contribuyan a captar eventos internacionales, y Sao Paulo presentó el pasado 19 de noviembre su candidatura a acoger la Expo 2020.

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