El turismo vuelve a germinar

La integración por absorción del tan importante -como devaluado- grupo turístico británico Thomson en uno de los dos grandes grupos alemanes representará la culminación, desde hace años pronosticada y anunciada, del proceso de concentración del mercado emisor europeo.

Este proceso tuvo, a otra escala, un precedente a nivel interno de Alemania en los últimos años 70, que dio como resultado el robustecimiento de TUI, NUR/GUT e ITS.

Para las empresas de alojamiento del mercado español que la batalla se haya decantado del lado de los grupos alemanes es, probablemente, un determinante más positivo que si el fiel de la balanza se hubiera inclinado hacia el Reino Unido.

Esta afirmación no es gratuita: basta repasar la historia turística europea de los últimos 40 años para darse cuenta de que los grandes males padecidos por el sector hotelero y de apartamentos turísticos español ha procedido, en general, de las crisis de empresas mayoristas británicas que cayeron fulminadas en momentos de recesión, tras enzarzarse en guerras de tarifas y por actuar al amparo de unas leyes de mercado del más puro capitalismo liberal.

Tanto C&N como Preussag (TUI), los dos grandes grupos alemanes actuales, poseen participaciones en España y acuerdos estratégicos estables con importantes socios locales.

Tal es el caso de las cadenas hoteleras Lopesan e Ifa de Canarias y los acuerdos con el grupo Iberostar en el caso del primero y el de las empresas mixtas Riusa II y Grupotel II en el segundo.

Cabe recordar, por otro lado, que el ya único gran grupo turístico británico que subsistirá, Airtours, está aliado y participado al mismo tiempo por el norteamericano Carnival, de la familia Arison, y que posee una filosofía empresarial más parecida a la de sus cada vez más poderosos y directos competidores alemanes que a la de las empresas de su propio país de origen.

Este grupo también compró recientemente el gigantesco complejo de apartamentos Bellevue en la bahía de Alcudia, de Mallorca, para reforzar su fuerza en el sector del alojamiento y, al disponer de plazas propias, depender cada vez menos de los empresarios locales en la negociación de precios.

A modo de conclusión, puede pronosticarse que el futuro del sector receptor español estará más condicionado, en el futuro, por las consecuencias no sólo del proceso de concentración mayorista en los dos principales mercados emisores europeos sino también por esa su mayor penetración e implantación en el sector de alojamiento mediante plazas en propiedad, en copropiedad o en alianza estable.

Para las empresas hoteleras y de alojamiento españolas que mantienen acuerdos fluidos y relativamente estables con sus proveedores alemanes de clientes la concentración no tiene por qué implicar amenaza importante alguna; incluso abre nuevas oportunidades.

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