Ocio en agosto para bolsillos que están en crisis

Escapar de la capital. Un deseo de muchos que gana adeptos con la llegada del sol y el calor. Y es que las calles madrileñas pueden convertirse en un auténtico infierno para aquellos que sueñan con clavar la sombrilla y extender la toalla en cualquier costa.

En épocas en las que apretarse el cinturón ocupa el primer lugar en la lista, crecen las alternativas con las que sobrevivir a unas vacaciones sin hacer la maleta.

La moda del ocio low cost se ha convertido en casi una necesidad y en un busca y captura sobre todo en verano. Las terrazas, restaurantes y centros comerciales de Madrid se llenan con la llegada del tiempo libre y las altas temperaturas. Pero en un momento en el que pasarlo bien a golpe de cartera ya no resulta tan sencillo para todos, EM2 realiza un recorrido por un Madrid sin precio de entrada y por una región llena de posibilidades que pueden pasar inadvertidas el resto del año.

Teatros alternativos, salas de exposiciones, museos, parques naturales, playas artificiales, deportes extremos, fiestas populares... La Comunidad de Madrid renace en agosto con múltiples opciones.

Para los que se queden con el antojo de la brisa marina y huyan de las abarrotadas piscinas urbanas, el Parque de Arganzuela –el último tramo inaugurado hace ya dos años y que completó Madrid Río–, a las orillas del Manzanares, ofrece una playa artificial en un amplio espacio. Varias láminas de agua separadas entre sí con chorros que se impulsan con diferentes presiones divierten y empapan a todo aquel que se ponga a su alcance. Y después, algunas hamacas y sombrillas esperan.

Aunque Madrid Río es mucho más. Por ejemplo, una apuesta por el deporte y la bicicleta en particular. Sus caminos a los lados del Manzanares están habilitados para ello, y cada vez son más y distintos los tipos de vehículos sobre ruedas que circulan: patines, skates, bicis...

Una actividad que comparte con el Parque Juan Carlos I (Campo de las Naciones), que desde hace años ofrece un préstamo de bicis gratuito. Para beneficiarte de esta actividad tan sólo tienes que ir hasta una caseta habilitada en el parque, presentar tu DNI y obtener una tarjeta con la que disfrutar del servicio las veces deseadas. Para adultos, niños, con sillitas infantiles o incluso tándem, el parque se convierte en el entorno perfecto para una tarde de pedaleo entre sus obras de arte y jardines.

Pero si lo deseado no es otra cosa que pasar el tiempo libre admirando la Torre Eiffel, merendar bajo la Puerta de Brandeburgo, pasear por el Tower Bridge (Puente de la Torre) o incluso rodear la Puerta de Alcalá sin el ruido del tráfico, también es posible hacerlo de forma gratuita y sin salir de la región en Parque Europa (Torrejón de Ardoz), uno de los pulmones verdes más grandes de Madrid de reciente apertura.

Un total de 18 monumentos de diferentes ciudades europeas se reparten en una superficie de 233.000 metros cuadrados con más de 5.000 árboles. Además, cuenta con tres lagos, el mayor de ellos navegable.

Y de parques con actividades, a parques en los que el gusto se centra tan sólo en pasear. Pequeños oasis que en ocasiones pasan desapercibidos para la mayor parte de los madrileños.

Es el caso de El Capricho. Este jardín de 14 hectáreas, ubicado en el distrito de Barajas, nace en 1784 cuando los Duques de Osuna, una de las familias más ilustradas y poderosas del momento, adquieren esta finca para dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas y para alejarse de la gran ciudad. Durante la Guerra Civil se convirtió en Cuartel General del Ejército del Centro, de lo que queda un entramado de búnkers que recorre el jardín de forma subterránea. Finalmente, el Ayuntamiento de Madrid lo compró y restauró.

La cultura siempre está viva en Madrid. Y aunque pueda parecer que en verano se esconde, qué mejor época para refugiarse en el aire acondicionado de un museo, teatro, sala de cine... Propuestas para todos los gustos y todos los bolsillos. Por parte del Ayuntamiento de la capital, variadas son las oportunidades de acercarse al arte.

Es el caso de las exposiciones de CentroCentro, en el propio consistorio. Tras ellas, siempre se puede visitar la famosa azotea del edificio y disfrutar de la ciudad a vista de pájaro.

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