Otro desprecio más del gobierno catalán
El Consejero de Interior, Ramon Espadaler, ha protagonizado un nuevo desplante a la Delegación de Gobierno de Cataluña al rechazar la
última invitación para participar en un acto de homenaje a ocho agentes del
Cuerpo Nacional de Policía fallecidos en atentado terrorista en 1990.
Cierto es
que delegó su representación en mandos de los Mossos d’Esquadra, pero es de
difícil justificación la falta de implicación del Govern en este tipo de
actividades. Las administraciones están alineadas en contra del terrorismo, y
este tipo de homenajes tienen mucho de simbólico, son un mensaje para la
ciudadanía.
Antes de comunicar la idea de la unidad de las fuerzas ante la
violencia, el Govern apuesta por transmitir una señal de discrepancia, que se
suma en el tiempo a unas declaraciones en la que el mismo conseller carga
contra el Gobierno por un supuesto menosprecio a las fuerzas policiales del
Govern que se deriva, a su parecer, de la sobrepresencia de la Policía Nacional
en Cataluña.
Los refuerzos policiales que efectivamente se han desplegado
en Cataluña siempre han estado justificados por la magnitud de los retos que se
afrontaban en materia de seguridad, y cuestionar ese criterio sí que es
menospreciar la capacidad de colaboración y de mejora de los dispositivos
policiales ante una cumbre política o la misma celebración de una consulta
independentista, que además estaba prohibida por el Tribunal Constitucional.
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