Hoteles en España que no les quedará más remedio que cerrar

Una buena muestra del poder de las compañías extranjeras sobre el sector lo concentra y concreta la forma de actuar del operador británico Thomson Holidays, que el pasado mes anunció su intención de dejar de trabajar con diez hoteles de la Costa Brava y el Maresme, la mayoría de los cuales llevaba prestándole servicios desde hace quince años. 

Los establecimientos hoteleros catalanes no llegaron a un acuerdo con la empresa británica porque ésta les exigía que mantuvieran los precios de la temporada pasada o, incluso, que los rebajasen. 

La excusa ha sido frecuentemente barajada por los operadores turísticos del Reino Unido: la política restrictiva del Gobierno Thatcher significa dificultades económicas para las familias británicas y a menos que los precios sean muy atractivos las cancelaciones de visitantes y reservas van a ser cuantiosas. Thomson Holidays ha anunciado que las negociaciones no han terminado todavía y que continuará con «serias restricciones». 

Según este operador, de los mil hoteles con los que trabaja en España, «muchos tendrán que cerrar ante la imposibilidad de cubrir sus plazas y hacer frente en condiciones de rentabilidad a una temporada que no se presenta nada favorable». 

La empresa británica está negociando con los hoteleros de Salou y, aunque esperan llegar a acuerdos, los empresarios no creen que la ocupación británica sobrepase el 20% del total, cuando en años anteriores el nivel era superior al 50%.

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