Juan Diego si hubiera nacido en América sería un famoso reconocido
Juan Diego, un símbolo. Es historia de nuestra televisión. Dos Goya y una Concha de Plata al mejor actor en San Sebastián, le acreditan como uno de los grandes de nuestro cine. En el teatro, cuando quiere, sienta cátedra: con La detonación, de Buero, haciendo de Larra; con El lector por horas, de Sanchis, y ahora con La lengua madre, de Juan José Millás, en el Español.
"La lengua, y las palabras, que son de todos porque las hemos ido heredando. Las palabras son lo más democrático si las pudiéramos utilizar...
"La primera palabra rara que pronuncié fue otorrinolaringólogo. Yendo, con doce años, al colegio La Gran Madre de Sevilla, me la incorporé. Y empecé a jugar con el diccionario...
"Al llegar a Madrid, yo hablaba con un lápiz en la boca...
"De pequeño hablaba bien, tenía poco acento para ser de un pueblo de Sevilla. Mi tío Simeón tenía cataratas y llegó un momento en que no pudo leer, y me dijo: ‘Niño, a partir de mañana, antes de irte al colegio, me vas a leer el Abc’. Le leía y se hacía un silencio terrible. Fue la primera vez que hubo una atención sobre mí, con ocho años. Terminaba y me daba 25 céntimos, y una rubia los domingos...
"En el colegio noté que me gustaba recitar. Leí una poesía de Gabriel y Galán, La patria, y fue un suceso. Empecé a hacer teatro. Y fui al Conservatorio. Con 17 años, me puse a repartir paquetes con una bicicleta para pagarme los estudios, porque en casa me decían: ‘Ya está bien de poesías’...
"En Madrid debuté en el Lara, con Chinarro, en el Teatro de Juventudes, con la obra Por la puente, Juana, de Lope. Y busqué de dónde sacar algo más para comer. Y en el Gijón, Mario Abad, un ayudante de realización, muy chulillo, me dijo: ‘Te voy a dar un papelito en televisión, en Paseo de la Habana’. ‘¿Cuánto pagan?’ ‘Te voy a dar cinco duros’. Y ahí empecé, en Los últimos de Filipinas...
"Actué con los grandes actores. Tengo la absoluta certeza de que he aprendido de todos. Pero me llenaban los secundarios, porque con muy poco texto lograban sobrecoger. En La lengua madre hay mucho de los secundarios, sobre todo de Pepe Orjas...
"Yo ingresé en el Partido [Comunista] en el 68. En Madrid estaban las Hermandades del Trabajo, y hacían teatro. Eran el germen de los cristianos de base socialista. Yo participaba pero nunca estuve afiliado...
"En el 71, Concha Velasco y yo estábamos haciendo Llegada de los dioses, todos los días y dos funciones, y le dije: ‘Esto de dos funciones es tremendo. Todo el mundo descansa’. Concha dijo: ‘Vamos a decir que paramos. Además está en el Fuero del Trabajo, que ha firmado Franco’. De ahí nació la huelga del 75...
"En el 84, Los santos inocentes de Camus. Fue como la película esperada, como si esa clase social tan machacada encontrase el reconocimiento. Y aparecen los títulos que durante la época Miró colocaron al cine español en su lugar...
"Con un director joven, Víctor García León, he tenido uno de mis Goya y la Concha de San Sebastián, con Vete de mí. Lo interesante de un director es repartir muy bien. Si haces un reparto adecuado, has ganado el 80%. Y Víctor me dirigió muy bien, con Juan Diego Botto...
"En 2003, en los Goya, el No a la guerra. Fue algo no organizado...
"No soy guerrero, pero eso que ha costado tanto que es la democracia, con derechos y libertades, cada vez está más recortada...
"El reposo del guerrero... La mujer es el enigma constante, nunca he sabido cómo son las mujeres, ni siquiera ahora. Yo no he dicho nunca: ‘Esa me gusta, esa es mi novia’. Siempre he sentido que ellas han elegido...
"Los hijos son un regalo. Tengo dos. En principio, no sabes para qué sirven. Empiezas a cuidarlos y la ternura empieza a aparecer en ti. He tenido la suerte de poder admirar a mis dos hijos. El mayor tiene 40 años, trabaja en la ONU; el pequeño tiene 15, es otra cosa. Los quiero. Sin lugar a dudas, yo hubiera sido otro hombre y peor persona sin mis hijos...
"Cuando estoy en el escenario, como en el cine, todo lo que te rodea es demasiado arduo. Pero me pongo a repasar el texto, dos horas antes, y aparece la energía que dejaste la noche anterior de los aplausos y los bravos...
"Fui Larra, en La detonación. Siempre que toco uno de estos personajes históricos me produce mucho miedo. Que Buero confiase en mí me llenó de orgullo...
"Había sido lector para mi tío Simeón. E hice El lector por horas, de Sanchis. Cómo es la vida...
"Ahora, en el Español, con La lengua madre, estoy trabajando la palabra, mostrando qué es...
"¡El teatro! Te ponen una cámara, y te puedes dormir, pero tener a otro ser que ha decidido escucharte, escuchar lo que ha escrito Juan, reírse, y tenerlo a dos brazadas...
"Al final, digo ‘Nos queda la palabra’, de Blas de Otero. Eso no es del texto. Un día, eran tantos los aplausos y los bravos, que salía y volvía a salir. ‘No os preocupéis, porque siempre os quedará la palabra’, dije. Y lo repito: ‘Nos queda la palabra’".
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