El rey Juan Carlos, promotor del 23-F

José Luis, nos van a poner a caldo». Se lo dijo Don Juan Carlos a José Luis de Vilallonga, tras leer el manuscrito de El Rey (Plaza y Janés), el libro que el alto escritor y Grande de España ha escrito, después de 27 horas de conversación con el monarca, sobre nuestro rey. Pocos libros han logrado, antes de ser publicados, una difusión previa tan impresionante en los medios de comunicación. Sólo esta semana, he leído y anotado media docena de entrevistas con Vilallonga en diversos periódicos y revistas. 

Un cafelito y una grabadora fueron la infraestructura técnica que Don Juan Carlos y Vilallonga emplearon para poner en pie (de página) el contenido del libro. La relación del monarca español con su padre, Don Juan de Borbón, y con Franco, el episodio de la legalización del PCE y el golpe del 23F parecen ser los temas más descollantes del libro. Al menos son los asuntos en los que más se centran las preguntas de los periodistas a Vilallonga. 

El autor le dice a uno de sus entrevistadores: «Mi editor me va a llamar la atención por haber desvelado demasiadas cosas del contenido de la obra». A falta de saber, tras la lectura del libro, si, efectivamente, Vilallonga ha adelantado a la prensa los aspectos más enjundiosos de su trabajo, un repaso atento, con lápiz de subrayar, de las prolíficas declaraciones del escritor facilita una interesante gavilla de observaciones, estén éstas reflejadas en el libro o sean, como parece en algunos casos, comentarios de la cosecha propia del autor.


Pongamos orden, incluso enciclopédico, en las manifestaciones de José Luis de Vilallonga. Sobre las razones que impulsan al Rey a hacer el libro: «Hace mucho tiempo que quiero hablar de algunas cosas sobre las que se han dicho falsedades». Sobre la actitud del Rey en sus charlas con Vilallonga: «El Rey tenía una especie de obsesión: no quería decir nada que pudiera ofender a alguien». Sigamos. Franco.- (Lo que el Rey aprendió de Franco): «Aprendí a mirar y a callarme». Más sobre Franco. El entonces Príncipe de España visita a Franco en La Paz cuando el general agoniza. El Caudillo toma con fuerza las manos de Don Juan Carlos, que tiene que acercarse para oírle decir: «Sólo le pido una cosa, que mantenga la unidad de España». Apostilla de Vilallonga: «El Rey aún se conmovía cuando lo contaba». Todavía más sobre Franco. 

Dice Vilallonga: «Franco era un personaje diabólico, un gallego, con todo lo que eso supone de astucia y paciencia. Pero se encontró con uno que era má gallego aún: el Rey». Don Juan.- Sobre las relaciones del Rey con su padre dice Vilallonga: «Ha tenido que vivir un drama shakespeariano». Más de lo mismo: «Don Juan durante algún tiempo llegó a pensar que su hijo le había engañado», porque el Príncipe le dijo que no sabía nada (y no lo sabía) de su designación como heredero a título de Rey días antes de que Franco firmara el nombramiento. Felipe González.- Vilallonga: «Se lleva muy bien -el Rey- con Felipe González. 

El Rey dice que no puede ser de otro modo porque tienen la misma edad y la misma visión del mundo». Aznar.- Vilallonga: «Yo creo que no se conocen mucho». Carrero.- Vilallonga dice que le cuenta al Rey una conversación con Santiago Carrillo en la que éste manifiesta creer, respecto al atentado que se cobró la vida del almirante, que «hubo un visto bueno o un "no quiero saber nada" de alguien». Prosigue Vilallonga: «Se lo conté a don Juan Carlos y me dijo que algo de eso podía haber».Don Felipe de Borbón.- Dice Vilallonga: «El hijo me parece una persona que vale mucho. Es quizás incluso más... y no quiero decir cosas que luego se malinterpreten... que se toma más en serio la cosa. No quiero decir que don Juan Carlos no se lo tome en serio, pero ha llegado a la Corona por una serie de circunstancias». Doña Soña: Dice Vilallonga: «El Rey habla como marido de su mujer, explica cómo es y lo que a él le parece que es: \ una profesional».

Sobre el carácter del Rey y sobre su comportamiento durante la elaboración del libro, dice Vilallonga: «Don Juan Carlos, a mi modo de ver, es demasiado extrovertido y decía cosas que, si las pensara, no las diría, pero como tenía confianza, las decía».  A propósito de la legalización del PCE, dice Vilallonga: «La manera de legalizarlo fue muy inteligente. Lo hizo, además, cuando nadie esperaba nada de él... (..) Un día me dijo el Rey: "Tú sabes lo difícil que es hacerse el tonto cuando uno no lo es. Eso es cansadísimo"». (Los puntos suspensivos entre paréntesis no son míos, corresponden al texto publicado en Suplemento Semanal).

Refiriéndose a Sabino Fernández Campo y a su reciente relevo, afirma Vilallonga: «Hasta ahora, el rey estaba tutelado: "Esto no lo haga, esto sí, esto no". Claro, este hombre, a los cincuenta y tantos años, ha debido decir "IYa bastal. ¡Yo ya sé lo que puedo y lo que no debo hacer!"». Le preguntan a Vilallonga, después de hablar de los Príncipes de Gales, cuyo matrimonio estuvo «arreglado», según el escritor, si el matrimonio de Don Juan Carlos y Doña Sofía no estuvo también arreglado: «Yo creo que sí, en el sentido de que fue cocinado por la Condesa de París en aquellos famosos cruceros que organizaba. Pero, mira, esta gente, en el fondo, conoce a muy pocas personas. Salen con muy poca gente y, cuando les dicen que una niña les conviene, se enamoran porque les han dicho que se enamoren».

Le preguntan a Vilallonga por la postura del Rey ante el aborto: «Nunca se ha opuesto y nunca hará lo que hizo el rey Balduino cuando se negó a firmar una ley sobre el aborto aprobada por el Gobierno belga. No le afectan algunos de los temas por los que se rasgan las vestiduras los conservadores». 

La pregunta a Vilallonga es: ¿abordaron en el libro el tema del Rey y las mujeres? Su respuesta: «Sobre esta cuestión, mi impresión es que el Rey tiene un grandísimo éxito con las mujeres, porque es guapo, simpático, divertido...» Y a modo de anécdota final. ¿Dice el Rey tacos? Dice Vilallonga: «Cuando estaba la grabadora puesta no lo hacía y es una muestra más del enorme control que tiene de sí mismo. Pero en cuanto la paraba podía exclamar cosas del estilo de "'joder!, qué calor hizo ayer". Habla como cualquier persona, sobre todo, como un militar. A los militares les gustan mucho los tacos, son muy brutos».

Todos los textos entrecomillados en esta página corresponden a entrevistas con José Luis de Vilallonga publicadas, en los últimos siete días, por Carlos Carnicero en Panorama; Fernando Bayón, en Suplemento Semanal; Maite Alfageme, en Epoca; Emilio Garrido, en Tribuna; y Feliciano Fidalgo en El País Semanal. El miércoles, a las ocho y media, el historiador Javier Tusell y el periodista Luis María Ansón presentarán El Rey.

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