La columna y los deportes

Comparten sangre y apellido, así como el gusto por la estética y la pasión por el trabajo bien hecho. Y, aunque no se lo habían planteado nunca antes de esta entrevista, la columna constituye un elemento vital en sus respectivas profesiones. Fernando Álvarez-Sala (Madrid, 1958) trabaja con ella. La endereza, alivia sus dolores y la corrige para mejorar la calidad de vida de sus pacientes. Su hermano Enrique (Madrid, 1952) es arquitecto y las columnas son elemento vertebral de sus proyectos.

Sexto hijo de la familia, Fernando siguió el ejemplo paterno, médico cardiólogo y neumólogo, y motivado por su pasión por la anatomía se especializó en traumatología, en cirugía ortopédica y en cirugía de columna vertebral. Hoy, después de una carrera brillante como médico militar en el Hospital del Aire (de 1983 a 2017), dirige la unidad de Patología Vertebral en el Hospital Ruber Internacional, donde trabaja desde hace 25 años, plenamente convencido de que una columna sana mejora la calidad de vida de los pacientes.

En su opinión, este elemento fundamental en nuestro organismo tiene tres misiones: "Permite que nos pongamos de pie y protege en su interior la médula espinal, que lleva las funciones motoras a todo el cuerpo. Es también el sistema en el que se anclan todos los órganos y, además, nos da movimiento". Su discurso es pausado y reflexivo y, mientras habla, regala una sonrisa tímida. Cómodo en las distancias cortas, explica su trabajo con claridad y paciencia de maestro.

Por su consulta han pasado deportistas de élite y empresarios, de los que prefiere no revelar sus identidades. "Pon cualquier nombre y seguro que aciertas", sugiere su hermano Enrique, segundo en el escalafón de la familia. Su nombre saltó a los medios en 2017, cuando junto a Carlos Rubio Carvajal, su socio del estudio Rubio & Álvarez-Sala, dirigió la construcción de la imponente Torre SyV en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid. Con 236 metros de altura y 58 plantas, es la tercera columna más alta de España y, sin duda, el proyecto del que se siente más satisfecho.

"Está emplazada junto a las obras de otros arquitectos conocidos en el mundo entero. Son buenísimos, por eso han hecho tantas cosas, pero es evidente que para ellos un edificio así en Madrid no les supone el encargo de su vida y no tuvieron la obsesión que vivimos Carlos y yo. En todas partes se hablaba de ella desde que se comenzó a construir y, además, está en nuestra ciudad. Desde que se nos encargó el proyecto, nos sentimos privilegiados porque sabíamos que pocas veces íbamos a tener otra opotunidad de hacer algo así", explica sobre el edificio que parece querer acariciar el cielo madrileño. Locuaz y ocurrente, el arquitecto encuentra en el coloso vertical un guiño que le conecta con la profesión de su hermano: "Aunque la arquitectura es estática y la columna vertebral es una estructura sofisticadísimamente articulada, con sus 120.000 toneladas de peso la Torre SyV tiene movimiento. Oscila 80 cm, balancea 40 hacia cada lado. Si no, no sería capaz de aguantar erguida". Gracias a este vaivén, la cima del edificio puede soportar vientos muy superiores a los que se producen a ras de suelo, con ráfagas de hasta 100 km/h en días aparentemente normales.

La mirada profesional de Fernando se dirige a la horizontalidad de una mesa de quirófano. "Con la operación que más disfruto es con la escoliosis idiopática del adolescente. A niños con la columna completamente torcida les hago una maniobra y quedan derechos. Suelen ser intervenciones de cuatro o cinco horas en las que se ponen dos implantes de titanio en cada vértebra. Sin duda, es el tipo de operación más apasionante de cuantas hago", especifica. Realiza una media de entre 450 y 500 cirugías al año. "Habré hecho más de 15.000 intervenciones de espalda a lo largo de mi vida", calcula. ¿Las más complicadas? "Las deformidades y las reinserciones vertebrales completas, que consisten en quitar las vértebras sin dañar la médula espinal. Y uno de los retos más difíciles que hay es el de operar a una persona con Parkinson, porque suelen ser pacientes mayores y que tienen los nervios atrapados".

Si algo se complica en quirófano, Fernando recurre a la experiencia. Y aunque Enrique tiene más tiempo para preparar los proyectos, debe asumir la responsabilidad de cuestiones que no lleva a cabo directamente: "Como arquitecto respondo incluso de los ascensores, pero en mi profesión no se puede controlar todo. Por ejemplo, la mayoría de las veces no conozco al usuario final de nuestros edificios. En cambio, enfermo y médico tienen una relación directa y el paciente suele elegir qué doctor quiere que le trate", reflexiona Enrique, uno de los profesionales que más están contribuyendo al cambio de la capital.

Desde su estudio ha firmado junto a Carlos Rubio más de 6.000 viviendas para las principales inmobiliarias, promotoras, gestoras y cooperativas de nuestro país, así como espacios administrativos y públicos, entre los que destacan la sede de la multinacional Indra en Alcobendas (Madrid), la embajada de España en Rabat (Marruecos) o el entorno del Lago de España en la Expo 92 de Sevilla, entre otras.

El estudio formó parte del equipo M-Río, que realizó una impresionante actuación urbanística en Madrid junto al Manzanares. Para esta zona lúdica de la capital crearon la pasarela de Almuñécar, un puente de una sola pieza, de 43 m de largo y cinco de ancho, fabricada en fibra de carbono: "Tengo la suerte de repetir clientes. Como en todas las profesiones, si tu trabajo gusta y sale bien, te recomiendan y repiten", afirma. Fernando asiente y lo corrobora: "En mi caso funciona así. La influencia pública que tengo es poca, lo que importa es el trato personal y la química con el paciente. Y, por supuesto, que el resultado sea bueno. Muchas veces he tratado a todos los miembros de una familia y eso es porque, en el fondo, están contentos. Además, la demanda de salud y de bienestar es cada vez mayor. Puedes acostumbrarte a vivir en una casa pequeña pero, si estás enfermo, tienes que ir al médico y si puedes elegirás al que más garantías te ofrezca".

Gracias a la ciencia y a la investigación se avanza con pasos de gigante tanto en la prevención como en el diagnóstico y tratamiento de las alteraciones. En el quirófano, Fernando utiliza tecnología punta: "Cambia cada día. En mi profesión tienes que estar informado de lo último para utilizar lo penúltimo, lo que sabes que funciona. Aunque lo último hay que ir probándolo poco a poco. Hoy están en boga materiales con una base biológica (biomateriales) que buscan reflejar la flexibilidad y resistencia de los huesos para que el organismo se adapte mejor al material. Eso dispara el coste y el resultado a largo plazo es lo que más vale. La vanguardia tiene un riesgo".

Enrique comparte la opinión de su hermano: "En arquitectura tienes que ser más conservador. Hay que hacer una previsión muy larga en el tiempo y garantizar la obra. Después de un análisis riguroso y racional, cada proyecto debe dar la respuesta más adecuada a un problema y por eso no cabe destacar un material por encima de otro. Todo depende de cómo se usen y se les saque partido", añade este cirujano de Madrid, que predica con el ejemplo y en las fachadas de sus obras utiliza materiales tradicionales, como cerámica y piedra, así como otros más sofisticados, entre los que figuran los prefabricados de hormigón, el vidrio chaos core (que crea un curioso efecto de burbujas de cristal) e incluso los paneles de cemento compuesto de alta tecnología.

Lo cierto es que los hermanos Álvarez-Sala revelan gustos muy similares, hasta tal punto que Enrique ha construido la casa de Fernando en Asturias: "Le describí lo que quería y es maravillosa. Acertó", sentencia Fernando, que volvió a confiar en Enrique para rehabilitar su vivienda madrileña. "Diseñada por el arquitecto Antonio Lamela, no queríamos cambiar la estructura. Lo dejamos todo renovado, pero fiel al concepto original de los años 60", recuerda el arquitecto, mientras su hermano pone punto final a la entrevista. Los pacientes no deben esperar.

EL ARQUITECTO. Enrique Álvarez-Sala, de 60 años, es socio del estudio madrileño Rubio Álvarez-Sala. Entre sus proyectos se cuenta la grandiosa Torre SyV (2004), que con sus 236 m de altura (58 plantas) rasca el cielo capitalino.
EL DOCTOR. Fernando Álvarez-Sala, de 54 años, dirige la unidad de Patología Vertebral del Hospital Ruber Internacional de Madrid. Cirujano ortopédico y de columna, posa con la espina dorsal que usa para explicar las dolencias a sus pacientes.

El ejercicio es bueno para la salud en general, pero también puede resultar perjudicial para la espalda. El doctor Fernando Álvarez-Sala previene sobre distintas disciplinas atléticas.
CORRER. "El peso puntual se multiplica por cuatro veces el del cuerpo cada vez que se pisa, lo que supone cargar la espalda. Recomiendo llevar zapatillas blandas".
TENIS-PADDLE. "En los juegos de raqueta, lo más importante siempre es calentar bien y, al terminar el partido o el entrenamiento, realizar estiramientos de la columna lumbar".
ESPECIALIDADES. "En los casos del baloncesto o del fútbol la columna está desprotegida, pero estos deportes en sí no son muy dañinos porque el impacto no es constante".
NATACIÓN. "Es el deporte ideal, eso sí, si se padecen dolencias lumbares es mejor evitar nadar a braza para no hacer una hiperlordosis lumbar. Además, es bueno caminar por el agua".
WINDSURF. "Al igual que la vela, resulta dañino para la columna vertebral porque conlleva mucha tensión con fuerza y se sobrecargan los discos cervicales y lumbares".
GOLF. "Parece perjudicial para la columna, pero mi experiencia me dice que los pacientes operados han jugado bien y permito hacerlo tras una intervención".
EQUITACIÓN. "Es muy mala para la salud de la columna, por eso debe practicarse siempre con una faja lumbar. Lo mismo ocurre en el caso de la halterofilia y de las pesas".
ESQUÍ. "Lo más importante es protegerse ante una caída: hay que intentar caer de lado, nunca de espaldas o de frente, sin apoyarse y dejando que el cuerpo ruede".
CICLISMO. "Requiere mucho esfuerzo lumbar. La postura es muy mantenida, pero si se hace de manera paulatina no tiene por qué dar problema alguno".

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