Maguette la negrita llorona
Fue la primera voz del sorteo de Navidad, y pagó el precio. Pero el público que esperaba ayer El Gordo en el Teatro Real, desde bien temprano, no permitió que Maguette Fall Diop se diera por vencida. Ni los asistentes ni el empleado de Loterías y Apuestas del Estado que, en aquel instante, vigilaba la correcta caída de bolas.
Cuando Maguette se trabó –porque en realidad no llegó a equivocarse– y se le escuchó un "no me sale" antes de echarse a llorar, hubo un empleado del sorteo más importante del año que intentó que se relajara. Como un padre, le ofreció agua, hizo que se calmara y, cuando por segunda vez Maguette volvió a ofuscarse, sacó un pañuelo y le enjugó las lágrimas. Una vez más como un padre: abriendo bien el pañuelo y secándole la cara.
No hizo falta sustituir a esta niña cuyo ligerísimo error conquistó a la platea. Apenas dos segundos hicieron falta para que se escucharan ánimos bien alto: "¡Vamos, guapa!". Y la guapa pudo. Resuelta, dejó atrás el llanto tan rápido que parecía adulta. Después, cuando el sorteo avanzaba y, pese a algunos buenos premios –ella cantó el segundo–, El Gordo no aparecía, hubo quienes se acordaron de Maguette y pusieron sus esperanzas en ella. "Lo va a cantar ella, seguro, cuando vuelva a salir lo canta. Después de lo que ha pasado la pobre al principio...".
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